Contando las anécdotas que
estamos viviendo actualmente siempre salen a colación todo ese lado gracioso y
simpático de lo que te sucede. Es
inevitable, uno quiere recordar lo positivo de los sitios y dejar de lado esas
cosas que no te hacen tan atractiva la experiencia. Uno termina viendo lo que quiere ver y
encuentra evidencias donde quiera. Y eso
no está mal para ciertas cosas porque esa visión positiva te puede ayudar a
enfrentarte a situaciones en tu vida.
En ese sentido, nosotros siempre
hemos sido muy optimistas. Siempre que
nos hemos movido pensamos que nos va ir bien, nos entusiasmamos y vemos todas
esas "evidencias" que nos revelan que estamos tomando la decisión
indicada. Hay situaciones con más
evidencias que otras y también hay cierto feeling que actúa como complemento al
conjunto y que es complicado de explicar.
No es que no se analice el paso a dar, es que simplemente el miedo a
darte el coñazo está ahí y parece que actuara como anticongelante.
Entre todas esas "evidencias"
hay una a la que no le para mucha bola: el idioma. Hay que ver lo entusiasta y optimista que
puede llegar ser uno ante lo que para muchos sería el gran handicap para
cambiarse de residencia. Yo me dije,
"me voy para Oslo...pero en esa vaina hablan noruego...nah! no pasa nada,
aprendo noruego y punto, seguro que esa vaina no es tan difícil!". Luego de que te repites la frase más veces
que un mantra, te toca darte cuenta que estudiar noruego en el sitio que sea
donde estés no es nada fácil, tanto que nosotros apenas tardamos tres años en
encontrar un curso completo. Tuvimos un
buen amigo noruego que nos dio nuestras primeras lecciones y que nos hizo ver
que la vaina no es que fuera especialmente difícil...pero ni de vaina fácil.
Pero no importa, a mi cuando alguien
me pregunta si el noruego es difícil yo le digo, "que va marico, la
gramática es igualita que el inglés; el finlandés, ese si debe ser jodido
chamo". Y lo digo totalmente
convencido, como si además hablara inglés como un lorito y eso me diera facilidades
para entender a los noruegos, algo que bien merece otro post. Aquí lo importante es que yo (y por ende Dorothy)
me lo crea y que cuando hable me ponga lo menos nervioso posible y no me
bloquee porque, sinceramente, no me imagino la vida sin poder hablar, sin poder
soltar un chiste, un chalequeo. Espero
que nunca nadie me filme o me saque una cámara escondida aprendiendo noruego
(ni hablando inglés, que coño) porque nunca he estado más indefenso en mi vida
ni he sido menos yo que balbuceando en otro idioma. Por lo menos pronuncio relativamente bien,
eso ya sería muerte cerebral para mi.
Al final fue una buena idea
estudiar noruego en Valencia, hemos llegado aquí y después de un examen de
nivelación estamos empezando en el nivel B1. Lo mejor de todo es que no desentonamos en la
clase, no somos los más guapos pero tampoco somos los más feos...bueno, más
bien debería decir que no soy el más guapo ni el más feo, Dorothy sí es la más
bonita...